Odio el denominativo “ARTISTA”, porque este siempre conlleva implícito al ego. Siempre que me dicen que soy artista me causa arcadas la misma pronunciación de la palabra. Es cierto que cuando era adolescente me complacía, al igual que a todos, que me hicieran la corte siendo artista. A lo largo del tiempo, he visto como denominados artistas han ido desfilando fugazmente por los medios de comunicación y muchos por no decir la mayoría de ellos han pasado, en el mejor de los casos, a un triste recuerdo de algo que hizo en un determinado momento. A esos artistas no se les recordara por algo puntual que hicieron que probablemente no era tan bueno como nos lo vendieron en su día.
Ser artista, lo comprendo como lo definió Andy Warhol, dándole tan solo quince minutos de “vida”. No me gusta el termino artista, porque como he visto a lo largo del tiempo eso implica prostituirse. Y es verdad, los denominados artistas somos prostitutas. Un colega de profesión al que la prostitución de dibujantes, le indignaba, lo ponía de manifiesto diciendo que muchos de los denominados artistas son capaces de bajar su propio cache por tener su momento de fama.
Yo mismo he comprobado como siempre hay alguien que es capaz de venderte por 30 monedas para hacer tu trabajo por malo que sea. Ni siquiera puedes confiar en tus propios colegas mas cercanos. Podría narrar anécdotas, las mas dispares si bien la realidad a veces supera la ficción, pero no lo considero necesario, ni mencionare a nadie concretamente, pues no es motivo personal hacer panfleto de denuncia directa en este texto y entrar en una batalla abierta con ningún colega de profesión.
Que nadie se haga una idea equivocada, no solo se nos vende a los dibujantes, también en otros campos artísticos (músicos, tatuadotes, actores) tienen sus “mataharis”, “rasputines” y “maquiavelos”.
En definitiva somos todos putas, el que mas y el que menos se ha tenido que ver obligado a tragar, aun en contra de su voluntad, ya no por la promesa de la fama, sino por conservar el empleo. La necesidad no justifica la prostitución artística. Siempre hay una alternativa
Personalmente solo me considero autor y no artista. Hago lo que hago, no solo para ganarme la vida, sino también porque me gusta, y sobre todo porque tengo fe en lo que hago. intento no joder a nadie, aunque a veces es algo complicado y nadie se puede considerar un santo totalmente y a veces siempre alguien acaba dañado, siempre que se juegue con material inflamable, pero no es mi intención tirar ácido sulfúrico al rostro de nadie.
Espero que después de esta breve declaración de intenciones, que la viñeta ilustrativa divierta a vuestras mercedes. Debo informar que la Srta. Arancia Pisan es tatuadota y evidentemente como artista tiene su ego muy elevado.
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